Hallazgo contribuye en aclarar la compleja historia de nuestra galaxia.
Un equipo internacional de astrónomos, entre los que se incluyen investigadores de la Universidad Católica del Norte (UCN), descubrió una nueva clase de sistemas estelares en el bulbo de la Vía Láctea. Bautizado como Bulge Fossil Fragments, este objeto es un registro fósil nunca antes visto de la formación de nuestra galaxia.
El grupo, que integró a los astrónomos Christian Moni y Francesco Mauro del Instituto de Astronomía de la UCN, analizó Liller 1, un sistema estelar ubicado en el bulbo galáctico, y que durante más de 40 años fue catalogado como uno de los tantos cúmulos globulares genuinos (sistema compuesto por millones de estrellas que tienen aproximadamente la misma edad y composición química en términos de abundancia de hierro) presentes en la Vía Láctea.
Sin embargo, el grupo de astrofísicos finalmente reveló su verdadera identidad al descubrir que este fascinante objeto se trata de algo mucho más complejo: un fragmento fósil de uno los gigantes aglomerados de estrellas cuya fusión, hace 12 mil millones de años, contribuyó a la formación de la región central de la Vía Láctea.
El astrónomo UCN y coautor de la investigación, Dr. Christian Moni, explica que este nuevo objeto alberga al menos dos poblaciones estelares: una muy antigua (12 mil millones de años) y una muy reciente (1-2 mil millones de años). “Entonces, no es un verdadero cúmulo estelar como los demás, sino el remanente de algo mucho más grande y mucho más complejo. Es como el fósil de un dinosaurio galáctico, lo que queda de un sistema que dejó de existir, en cuanto se destruyó por completo contribuyendo así a la formación de la Vía Láctea como la vemos ahora”.
Al igual que los arqueólogos buscan los vestigios de antiguas civilizaciones, los astrónomos se enfrentan a reliquias de tiempos cósmicos más remotos. Por ello, para develar los secretos de este objeto que se encuentra en las regiones más oscuras de nuestra galaxia, se requirió la potente sinergia entre el telescopio Gemini Sur en Chile y el telescopio espacial Hubble.
En 2011, el mismo grupo de astrónomos estudió a Terzan 5, un objeto clasificado como cúmulo globular, pero que posee dos poblaciones de estrellas que difieren en su antigüedad. Con estos dos descubrimientos que presentan una curiosa anomalía que desafía sus propias reglas, los investigadores pudieron definir una nueva clase de sistemas estelares: Bulge Fossil Fragments (Fragmentos Fósiles del Bulbo), vestigios primordiales de la historia de la Vía Láctea.
“Este descubrimiento contribuye en aclarar la compleja historia de nuestra galaxia, porque revela nuevos detalles hasta ahora desconocidos sobre los procesos que llevaron a la formación de la Vía Láctea como la vemos ahora. Los eventos que moldearon nuestra galaxia ocurrieron en un pasado muy antiguo, y solo se pueden entender hoy descubriendo y estudiando los restos y los rastros que han dejado”, enfatiza Moni.
La investigación, liderada por Francesco Ferraro de la Universidad de Bolonia, fue publicada en la revista Nature bajo el título “A new class of fossil fragments from the hierarchical assembly of the Galactic bulge” y contó con la participación de Cristina Pallanca, Barbara Lanzoni, Chiara Crociati, Alessio Mucciarelli, Emanuele Dalessandro, Livia Origlia, R. Michael Rich, Sara Saracino, Elena Valenti, Giacomo Beccari, Douglas Geisler, Sandro Villanova, Francesco Mauro y Christian Moni Bidin.